Schiller S1-C: primera navegación

El lugar elegido
¡Hola de nuevo!
Bien. una vez recibido el equipo y equipado con todo lo necesario, ha llegado el momento de probarla. Lo primero que me pide el cuerpo, es acercarme al pantano del Vado, o de Entrepeñas, que me pillan relativamente cerca de casa, y empezar a explorar las posibilidades de mi nueva Schiller S1-C. El problema es que, de unos años a esta parte, es necesaria una declaración responsable jurada al respecto de la prevención de la expansión del mejillón cebra, especie invasora y tremendamente perjudicial para los ríos y pantanos españoles. Profundizando un poco más, esta declaración es un sencillo trámite sujeto a una tasa -como no-, que se puede realizar on-line. Pero tiene algunas pegas: no se puede solicitar para navegar antes de dos meses desde que se tramita -asumiendo que se consiga el permiso-, el permiso se da por máximo 1 año, y cada cuenca hidrográfica tiene su propio trámite. ¡Fiasco! Un error de previsión, que me lleva necesariamente a hacer el trámite -por supuesto-, estudiarme la normativa al respecto, y lo más importante, buscar una localización marítima, que quedaría al margen de esta normativa por afectar sólo a cuenca fluvial. Así que, veo qué tengo más a mano, y me sale del tirón Santa Pola, muy cerca de Alicante. ¿Por qué Santa Pola? Porque mis cuñados están veraneando por allí con mis sobrinos, la mar es relativamente calmada en la bahía de Santa Pola, y además, tiene trayectos bonitos. Por alusión, también se me echaba a los brazos la zona de Somo y Pedreña, junto a Santander en Cantabria, pero para un primer contacto, el Cantábrico me impone un poco.
En Santa Pola, tenemos la Isla de Tabarca a tiro de piedra -en términos marítimos-, y hay bastante trasiego de embarcaciones. Quizás no sea aún el momento. Pero recorrer la bahía, sí es una opción. Lo único malo que hay es que en el mes de agosto, hay mucha gente, y el sol castiga duro, pero es algo que podré soportar. De hecho, durante el montaje de las diferentes salidas que finalmente hice, la Schiller S1-C era toda una atracción. ¡Incluso me hicieron fotos!.

La ruta
Cuando sales a la mar en solitario con cualquier tipo de embarcación, es bueno seguir algunos consejos:
- Mantener siempre visual de la costa.
- Informar de la ruta a alguien de confianza en tierra.
- Consultar el parte meteorológico, el parte de vientos y el parte de mareas.
- Llevar elementos de comunicación que te puedan ayudar en caso de emergencia, siempre protegidos del agua y amarrados a la embarcación o al chaleco.
- Llevar suficiente agua y protección contra el sol (gorro con protección de cuello, gafas, crema y prendas con protección UV) y, eventualmente, contra el frío (manta térmica, prendas técnicas).
- Llevar algún elemento de navegación fiable: GPS, brújula, etc.
- Llevar siempre el chaleco salvavidas.
- Llevar elementos de iluminación: faro, frontal, elementos refractantes, espejo de señales...
- Informarse de la normativa existente para el tipo de embarcación y cumplirla, para evitar gastos innecesarios (multas).
- Asegurarse en maniobras básicas: cosas tan simples como volver a subir a la embarcación pueden convertirse en un infierno si no se ha practicado antes, o darse un baño y ver como el viento o la corriente alejan la embarcación cada vez más...
- Si la ruta va a ser especialmente larga o potencialmente dura, llevar algo de alimento rápido: barritas energéticas, gel energético, etc.
En mi caso, y para la primera toma de contacto con la Schiller S1-C, la ruta elegida fue recorrer la costa a distancia prudencial desde la playa de Varadero dirección Alicante. Un par de horas de ruta, hasta pasar Casas del Cap, unos 15 Km ida y vuelta.

La experiencia
Con todo preparado, y ya en la playa de salida, comienza la experiencia. El primer punto, el flete: montar en la embarcación es relativamente fácil, si ya has montado en bicicleta antes. Simplemente, se mueve algo más. Me doy cuenta de que es importante meter rápidamente los pies en las pedaleras y comenzar a pedalear, para tomar el control de la embarcación y no empezar a girar o encallar en la arena. Un detalle de diseño que me gustó mucho es que la pieza que lleva la hélice es móvil, lo que permite cierto nivel de adaptación al pedalear en zonas aún no lo suficientemente profundas sin romper la hélice, lo que facilita las salidas desde aguas poco profundas.
A partir de este punto, el manejo es sencillo, prácticamente como una bicicleta. Es un vehículo estable y robusto, ágil y más rápido de lo que pudiera parecer. Girar es sencillo, aunque a veces, dependiendo de la corriente y el viento, da la sensación de que te vas a caer, y hay que cambiar el peso del cuerpo. Es como coger una curva con peralte.
El día de la salida, la mar estaba en calma. pero a medida que te alejas de la costa, se empieza a percibir el movimiento del mar. ¡Aquí empieza lo bueno!. Al ser una embarcación pequeña, el vaivén del mar, que por cierto estaba algo picado, te hace que el pedaleo, aunque fluido, sea irregular, ya que la fuerza del mar sobre las hélices se proyecta hacia los pedales. Igualmente, la dirección necesita de atención constante, ya que el viento y el mar tienen su propia opinión de hacia donde debes ir, y eres tu quien debe ir constantemente atento al equivalente al timón, es decir, al manillar, para mantener la ruta dentro de los parámetros que has marcado previamente.
Con respecto al asistente eléctrico, la customización hecha por Aquamobility permite 3 modos: modo Eco, que optimiza la autonomía (¡hasta 180 Km!), el modo Smart, ideal para coger algo de velocidad, y el modo Sport, si el mar está algo picado o necesitas un plus de ayuda. Los tres modos funcionan de forma ideal y suave. Por poner un pero, cambiar el modo exige quitar la vista del horizonte y dejar de pedalear momentáneamente, ya que la batería queda debajo del cuadro, en la línea del cuerpo y exige "retorcerse" un poco. En cualquier caso, la experiencia es calificable de muy buena, y llevar este asistente da algo más de tranquilidad para navegación en solitario.
Por lo demás, disfrutando de las vistas, la brisa, la luz, las medusas...practicando baños y subidas a la bicicleta desde el mar, giros, retrocesos. Todo perfecto, según expectativas, y ya pensando en la siguiente salida.
¡Y hasta aquí la primera experiencia! Espero que esta lectura sea de ayuda, o al menos, entretenida.
¡Hasta la próxima!

by Javier Ruiz